La forma poco impresionante del cerebro no da
una idea de su extraordinaria capacidad, más bien parecen dos puños
(hemisferios) unidos, de tejido tembloroso gris-rosáceo, y aunque ha sido
comparado a lo largo de la historia con elementos creados por el hombre, como
las centrales telefónicas o las supercomputadoras, en realidad no existe hasta
la actualidad algo que tenga la fantástica complejidad del cerebro humano. Este
órgano biológico, una impresionante computadora, o simplemente un milagro, es
sin duda uno de las más asombrosas cosas conocidas. El cerebro de un hombre
pesa como promedio unos 1600 g y el de una mujer sobre los 1450 g.
Organización
del sistema nervioso central
El cerebro forma parte del sistema nervioso
central al cual pertenece también la médula espinal, ambos son órganos
continuos como se muestra en la figura 1
La organización estructural básica del
sistema nervioso central sigue un patrón general que puede verse mejor en una
sección de la médula espinal. Consiste en una cavidad central hueca rodeada de
un núcleo de materia gris, la que a su vez presenta externamente materia
blanca. La materia blanca está formada por las extensiones fibrosas
mielinizadas (lea el artículo Tejido nervioso para comprender). El cerebro
presenta este mismo patrón, pero con una diferencia, tiene exteriormente una
"cascara" de materia gris que no está presente en la médula espinal.
Esta cáscara está formada por cuerpos de neuronas y se conoce como corteza
cerebral.
Figura 2. Cambio estructural del sistema
nervioso central a medida que desciende.
A
medida que se desciende desde el cerebro a la médula espinal el patrón de la
estructura va cambiando, la corteza desaparece, pero ciertos cuerpos escasos de
materia gris pueden aparecer dentro de la materia blanca. La figura 2 muestra
la diferencia estructural simplificada entre una sección del cerebelo (que
pertenece al cerebro), la parte baja del tronco cerebral (que también pertenece
al cerebro) y la médula espinal. Observe como la corteza cerebral va
desapareciendo pero se presentan algunos núcleos de materia gris dentro de la
materia blanca.
Regiones del
cerebro
En la literatura anatómica existen dos formas
de describir las regiones del cerebro; la primera se basa en la diferenciación
de estas regiones durante la formación del cerebro en el desarrollo
embrionario; y la segunda, utiliza las regiones del esquema médico del cerebro
adulto, las que, dicho sea de paso, se desarrollan partiendo de aquellas del
cerebro primitivo. En este artículo utilizaremos la segunda forma, es decir
usando el esquema médico del cerebro adulto.
De todas maneras, aunque se usen las regiones
médicas del cerebro adulto durante la descripción, en ocasiones se necesita
hacer referencia a las zonas primitivas cerebrales que le dieron lugar por lo
que a continuación trataremos brevemente el tema.
Desarrollo
embrionario del cerebro
En fases tempranas del desarrollo del embrión
se produce un engrosamiento de una de las capas de células (el ectodermo) para
formar lo que se conoce como la placa neural. La placa neural más adelante se
comba gradualmente para formar una suerte de "U", la que con el
tiempo continua doblándose para terminar cerrándose en forma de "O" y
con ello da lugar al tubo neural. Del tubo neural se forma rápidamente el
sistema nervioso (figura 3 abajo).
Figura 3. Inmediatamente después de formado
el tubo neural su extremo anterior comienza a expandirse y estrecharse por
zonas para formar las tres vesículas cerebrales primarias:
1.- El prosencéfalo o cerebro anterior.
2.- El mesenecéfalo o cerebro medio.
3.- El rombencéfalo o cerebro posterior.
El resto del tubo neural producirá la médula
espinal.
A las cinco semanas de gestación las
vesículas primarias dan lugar a las vesículas cerebrales secundarias: el
prosencéfalo se divide en el telencéfalo y el diencéfalo; de la misma forma, el
rombencéfalo se constriñe y forma el metencéfalo y el mielencéfalo. El
mesencéfalo se mantiene sin divisiones. En resumen se han formado cinco
vesículas secundarias que son:
1.- Telencéfalo.
2.- Diencéfalo.
3.- Metencéfalo.
4.- Mielencéfalo.
5.- Mesencéfalo.
Cada una de las cinco vesículas primitivas
secundarias se desarrolla rápidamente para formar las estructuras principales
del cerebro adulto de la forma siguiente:
a) El telencéfalo sufre cambios dramáticos,
de él surgen dos protuberancias que se convierten en los hemisferios
cerebrales.
b) El diencéfalo sufre también fuertes
modificaciones y se especializa para dar lugar el hipotálamo, el tálamo y el
epitálamo.
c) El metencéfalo y el mesencéfalo se
transforman menos y dan lugar al propio mesencéfalo, el puente
troncoencefálico, y el cerebelo.
d) El mielencéfalo produce el bulbo raquídeo
o médula oblonga.
Todas estas últimas formaciones, excepto el
cerebelo, constituyen lo que se conoce como tronco cerebral.
Durante todo este proceso, la cavidad central
hueca del tubo neural se mantiene continua y se ensancha en cuatro zonas para
generar los cuatro ventrículos cerebrales llenos de fluido que están en el
interior del cerebro adulto.
Divisiones
cerebrales
El cerebro se puede dividir en distintas
regiones principales que lo constituyen (vea la figura 4), las que se nombran:
1.- Hemisferios cerebrales.
2.- Diencéfalo.
3.- Tronco cerebral (mesencéfalo, puente
troncoencefálico y bulbo raquídeo).
4.- Cerebelo.
Pero antes de entrar en detalles de las
regiones cerebrales vamos a echar un vistazo a las cavidades internas o
ventrículos cerebrales, que son cámaras ventriculares internas huecas continuas
unas con otras y con el canal central de la medula espinal.
Todas las cámaras están llenas de un líquido
que se conoce como fluido cerebroespinal y recubiertas por células
ependimarias, un tipo de neuroglia o célula de soporte.
Cada hemisferio del cerebro tiene en su
interior una cámara grande en forma de "C" que se conocen como
ventrículos laterales. Anteriormente, los ventrículos laterales yacen muy
próximos y solo separados por una fina membrana llamada tabique pelúcido. Ambos
ventrículos laterales se comunican con el estrecho tercer ventrículo en el diencéfalo
a través del orificio de Monro o foramen interventricular.
El tercer ventrículo se comunica con el
cuarto ventrículo usando el acueducto cerebral un canal que corre a través del
mesencéfalo. Este último ventrículo yace en la parte inmediatamente superior de
la médula espinal en el rombencéfalo y es continuo con el canal central de la
médula espinal.
En las paredes del cuarto ventrículo hay tres
agujeros: dos aberturas laterales y una abertura media en el techo, estas
aberturas comunican el cuarto ventrículo con un espacio que rodea el cerebro
lleno de fluido cerebroespinal llamado espacio subaracnoideo que será tratado
mas abajo.
Hemisferios
cerebrales
En la parte alta del cerebro están los
hemisferios cerebrales que yacen cómodamente dentro de la cavidad craneal
constituyendo el 83 % de la masa total cerebral y lucen como las partes más
visibles o sobresalientes del cerebro.
Cuando se mira el cerebro intacto aparenta
como si fuera un hongo, tiene su "sombrero" y su "tronco"
como puede apreciarse en el esquema de la figura 4, en la que se han
diferenciado con colores distintos sus partes visibles.
Casi toda la superficie de los hemisferios
cerebrales está marcada por crestas de tejido denominadas circunvoluciones,
separadas por ranuras llamadas surcos. Los surcos más profundos, llamados
cisuras, separan grandes regiones del cerebro.
La cisura interhemisférica longitudinal
separa ambos hemisferios (vea la figura 4) y otro gran surco, la cisura
transversal separa el cerebro del cerebelo colocado abajo.
Algunos otros surcos profundos dividen cada
hemisferio en cinco lóbulos: frontal, parietal, temporal, occipital y la
ínsula, todos, menos la ínsula, nombrados según el hueso que lo cubre. La
figura 5 muestra esquemáticamente una vista lateral del cerebro donde pueden
apreciarse los lóbulos hemisféricos visibles exteriormente.
El surco central divide el lóbulo frontal del
parietal, más posteriormente está el lóbulo occipital separado del parietal por
el surco parieto-occipital (no representado en la figura 4). El profundo surco
lateral delimita el lóbulo temporal casi plano y lo separa de los lóbulos
parietal y frontal. El quinto lóbulo, la ínsula, esta sepultado en el interior
del surco lateral y está recubierto parcialmente por secciones de los lóbulos
frontal, parietal y temporal.
Cada hemisferio tienen seccionalmente tres
zonas básicas (figura 6 abajo):
1.- La corteza de materia gris.
2.- La materia blanca interna.
3.- Los núcleos basales.
Corteza
cerebral
Esta parte del cerebro resulta ser la
"sala ejecutiva" del sistema nervioso central, allí es donde radica
nuestro entendimiento y nos permite estar conscientes de nosotros mismos,
comunicarnos, recordar y entender, así como es aquí, donde se inician los
movimientos voluntarios.
La naturaleza gris del tejido nos dice que
está compuesta de cuerpos de neuronas, dendritas, axones sin mielización y las
neuroglias asociadas así como vasos sanguíneos.
Modernamente se ha detectado con técnicas
especiales que funciones motoras específicas están localizadas en zonas
puntuales de la corteza cerebral llamadas dominios, sin embargo, las funciones
más complejas como la memoria y el lenguaje parecen utilizar dominios
superpuestos que abarcan una gran área de la corteza cerebral.
De forma generalizada se puede establecer
que:
1.- Cada hemisferio está principalmente
vinculado a las funciones motoras y sensoriales del lado opuesto del cuerpo, es
decir el hemisferio izquierdo controla comúnmente el lado derecho del cuerpo y
vice versa.
2.- Los hemisferios contienen tres tipos de
áreas funcionales: áreas motoras que controlan las funciones motoras
voluntarias; áreas sensoriales, que proveen la percepción consciente; áreas
asociadas, que básicamente integran información diversa con propósitos de
acción+.
3.- Aun con una estructura muy similar
simétricamente, los dos hemisferios no tienen exactamente la misma
funcionalidad; existe en general una especialización de las funciones que se
conoce como lateralización.
Es importante aclarar que la división de
funciones dada en el punto 1 es una generalización basta de la realidad,
ninguna de las áreas actúa sola, y el comportamiento consciente involucra toda
la corteza cerebral de una forma u otra.
Áreas
motoras
Las áreas de la corteza cerebral que
controlan las funciones motoras yacen en la parte posterior del lóbulo frontal
(vea la figura 7). Entre estas están: (1) la corteza motora primaria, (2) la
corteza premotora, (3) el área de Broca, y (4) el campo frontal del ojo.
Corteza motora primaria (somática): Está
localizada en la circunvolución o giro precentral del lóbulo frontal de cada
hemisferio. Grandes neuronas, llamadas células piramidales, en esas
circunvoluciones, son las que nos permiten el control consciente de los
movimientos voluntarios, precisos y aprendidos de los músculos del esqueleto.
Esas neuronas tiene largos axones que viajan hasta la médula espinal formando
los macizos tractos motores voluntarios denominados tractos piramidales o
corticoespinales. Todos los otros tractos motores descendientes nacen en el
núcleo del tronco cerebral y consisten en cadenas de dos, tres, o más neuronas.
Cada parte del cuerpo está representado en un
espacio de la corteza motora primaria, es decir, las células piramidales que
controlan los movimientos de los brazos están en un lugar y las que lo hacen
con los movimientos de la rodilla están en otro sitio en cada hemisferio. Esta
suerte de"mapa" de todo el cuerpo en el sistema nervioso central se
conoce como somatotopía. Como se ilustra en la figura 8, las partes del cuerpo
se representan proporcionalmente a la precisión del control de sus movimientos,
es decir, la mayoría de las neuronas están dedicadas al control de los
movimientos de la cara, la lengua y las manos y por ello resultan
desproporcionadas en la caricatura humanoide denominada homúnculo motor.
Note que la cantidad relativa de tejido
cortical dedicada a cada función, está indicada por la cantidad de
circunvolución ocupada por el área del cuerpo en el diagrama.
La inervación del cuerpo es contralateral,
esto es, el giro motor primario izquierdo controla los movimientos del lado
derecho del cuerpo y vice versa.
No es adecuado pensar que existe una
correspondencia simple entre las neuronas corticales y los músculos que ellas
atienden, las investigaciones han indicado que un músculo dado se controla desde
múltiples diferentes puntos en la corteza, y que cada neurona cortical
individual envía impulsos a más de un músculo, es decir, envía impulsos a
músculos vinculados juntos de manera sinérgica (en cooperación mutua) para
realizar movimientos corporales. Por ejemplo, para extender el brazo hacia
adelante deben participar músculos en el hombro y en el codo. Por lo tanto, la
somatotopía, en lugar de ser de interacción "uno a uno" entre
neuronas y músculos, es un mapa de la corteza motora primaria, ordenado pero
difuso, con las neuronas arregladas del modo adecuado como para controlar y
coordinar juegos de músculos.
Corteza premotora: La corteza premotora,
ubicada justo anterior a la circunvolución precentral en el lóbulo frontal,
controla las habilidades motoras aprendidas de naturaleza repetitiva o que
siguen un patrón fijo, como escribir en un teclado o tocar el piano. Esta zona
del cerebro controla y coordina la actuación de varios grupos de músculos de
forma simultánea o secuencial, y lo hace principalmente enviando impulsos
activadores a la corteza motora primaria, pero al mismo tiempo, suministra
directamente su influencia motora utilizando cerca del 15% de las fibras del
tracto piramidal.
Al parecer, esta área también está
involucrada en movimientos planificados. Utilizando información sensorial
altamente procesada recibida de otras áreas corticales, la corteza premotora
puede controlar acciones voluntarias que dependen de la retroalimentación de
sensores, por ejemplo, introducir dos dedos en un espacio estrecho para atrapar
un objeto que se ha caído dentro, y que no podemos ver.
Área de Broca: Yace anterior a la región
inferior del área premotora. Por largo tiempo el área de broca ha sido
considerada: (1) presente en un solo hemisferio (usualmente el izquierdo), y
(2) ser el área especial motora de la pronunciación, al gobernar los
movimientos de los músculos de la lengua, la garganta, y los labios,
involucrados en la generación del habla. Actualmente se sabe, que esta no es la
única función del área de Broca, ya que, además, se activa cuando pensamos en
la planificación de muchas actividades motoras voluntarias aparte de la
pronunciación.
Campo frontal del ojo: Esta región de la
corteza cerebral controla los movimientos voluntarios de los ojos y está ubicada
parcialmente adentro y anterior de la corteza premotora, y superior al área de
Broca.
Áreas
sensoriales
A diferencia con las áreas motoras, que solo
se tienen en la corteza del lóbulo frontal, las áreas concernientes con la
alerta conciente aparecen en los lóbulos, parietal, temporal, y occipital. En
general se distinguen siete áreas de este tipo: (1) corteza somatosensorial
primaria, (2) área de asociación somatosensorial, (3) áreas visuales, (4) áreas
auditivas, (5) corteza olfatoria, (6) corteza gustatoria, (7) corteza
vestibular.
1.- Corteza somatosensorial primaria: Reside
en el giro postcentral del lóbulo parietal, justo posterior a la corteza
premotora (vea la figura 7). Las neuronas de esta área reciben información por
la vía de relevo entre tres neuronas en cadena, desde los receptores
sensoriales somáticos generales de la piel y también desde los propioceptores
de los músculos del esqueleto. Ellas, del mismo modo, identifican las regiones
del cuerpo que han recibido un estímulo, una habilidad llamada discriminación
espacial. Al igual que con la corteza motora primaria, cada región del cuerpo
está atendida por una zona de la corteza somatosensorial primaria, de forma
también contralateral. La cantidad de corteza sensorial dedicada a una región particular
del cuerpo depende de la sensibilidad de la región, lo que a su vez está
definido por la cantidad de sensores ubicados allí y no por el tamaño de la
región. En nosotros, las zonas más sensibles son: la cara (especialmente los
labios), y las yemas de los dedos; por ello, son las partes mayores del
homúnculo somatosensorial (vea la figura 9).
Áreas sensoriales de la corteza
somatosensorial.
2.- Área de asociación somatosensorial: Esta
área yace justo posterior a la corteza somatosensorial primaria (figura 7) y
tiene muchas conexiones con ella. Su mayor función es integrar diferentes
entradas sensoriales (temperatura, presión, rugosidad etc.) retransmitidas a
ella vía corteza somatosensorial primaria para producir un entendimiento
exhaustivo de un objeto que se palpa: su tamaño, su textura, y la relación
entre sus partes. Esta zona de la corteza nos permite, por ejemplo, determinar
dentro de una cartera, al introducir la mano, y sin el uso de la vista, cuales
objetos son llaves, cuales monedas y cuales caramelos o anillos, basándose en
información sensorial previamente almacenada de los objetos en cuestión.
3.- Áreas visuales: Las áreas visuales son
dos: (1) la corteza visual primaria, y (2) el área de asociación visual.
La corteza visual primaria se puede ver en la
punta extrema posterior del lóbulo occipital (figura 7), sin embargo, la mayor
parte de ella está sepultada en la parte medial del lóbulo occipital. Es la más
grande de todas las áreas sensoriales corticales y recibe la información visual
que se origina en la retina de los ojos. Hay también un mapa de los espacios
visuales en la corteza visual primaria, similar al mapa del cuerpo de la
corteza somatosensorial. La mitad derecha del espacio visual está representada
en la corteza visual izquierda, la mitad izquierda en la corteza derecha.
El área de sociación visual rodea el área
visual primaria y cubre una gran parte del lóbulo occipita. En comunicación con
el área visual primaria, esta área interpreta los estímulos visuales tales como
color, forma y movimiento, utilizando experiencias visuales acumuladas, lo que
nos permite reconocer una moneda, un animal o la cara de una persona, en
resumen, nos permite apreciar lo que estamos viendo. En los últimos años,
experimentos llevados a cabo con monos indican que complejos procesos visuales
involucran toda la mitad posterior de los hemisferios cerebrales.
4.- Áreas auditivas: También aquí hay un área
primaria y un área de asociación.
Cada corteza auditiva primaria está
localizada en el margen superior del lóbulo temporal colindante con el surco
lateral. Los sonidos que energizan los receptores auditivos en el oído interno
producen impulsos que se transmiten a la corteza auditiva primaria, allí se
relacionan con el tono, el ritmo, y el volumen.
El área auditiva de asociación, ubicada más
posteriormente y vinculada al área anterior, entonces nos permite la percepción
de los estímulos sonoros que reconocemos como habla, gritos, música, truenos,
ruidos, así como el resto de los sonidos audibles, al parecer comparándolos con
sonidos escuchados en el pasado y que se han almacenado como referencia.
5.- Corteza olfatoria: Las cortezas
olfatorias son pequeñas áreas corticales en los lóbulos frontales, y en la zona
medial de los lóbulos temporales en un pequeño lugar conocido como lóbulo
piriforme. Los receptores olfatorios ubicados en la parte superior de la
cavidad nasal envían sus impulsos aferentes a lo largo de fibras que corren por
los tractos olfatorios los que finalmente terminan en las cortezas olfatorias,
resultando en la percepción consciente de los diferentes olores.
6.- Corteza gustatoria: La corteza
gustatoria, una región involucrada en la percepción de los sabores, está
localizada en el lóbulo parietal justo profundo al lóbulo temporal.
7.- Corteza vestibular: Es difícil
puntualizar la parte de la corteza responsable por la percepción del balance,
es decir, la situación y posición de la cabeza en el espacio. No obstante, se
ha localizado una región en la parte posterior de la ínsula, profundo al lóbulo
temporal que está involucrada en ello.
Áreas de
asociación
Estas zonas de la corteza cerebral incluyen
todas aquellas áreas que no tienen la palabra primaria en el nombre. Ya se han
descrito varias áreas de asociación que funcionan en estrecha colaboración
comunicativa con las áreas primarias sensoriales especiales de la corteza
somatosensorial. Sin embargo, las áreas de asociación en general, se comunican
o asocian con la corteza motora y con otras asociaciones sensoriales para
analizar, reorganizar y actuar sobre las entradas sensoriales de acuerdo a
experiencias pasadas. Cada una de esas áreas tiene múltiples entradas y salidas
bastante independientes de las que tienen las áreas primarias motoras y
sensoriales, lo que indica que su función es en realidad compleja. En la
corteza del cerebro existen cuatro de estas áreas de asociación: (1) corteza
prefrontal; (2) áreas de lenguaje; (3) área común (o general) de
interpretación; y (4) área de asociación visceral. Veamos ahora algunos
detalles de cada una de ellas.
1.- Corteza prefrontal: La corteza prefrontal
ocupa la parte anterior de los lóbulos frontales y es la región de la corteza
más complicada de todas. Su actividad está involucrada en el aprendizaje
intelectual, en el acto de recordar y la personalidad. Sin esta zona cortical
no tendríamos ideas abstractas, ni tener criterio, ni razonar, ni tener
persistencia, ni hacer planes a largo plazo, ni preocuparnos por otros, ni
conciencia. Estas complicadas cualidades se desarrollan lentamente en los
niños, lo que hace pensar que esta parte del cerebro demora en su maduración y
es altamente dependiente de la retroalimentación negativa y positiva del
entorno social donde se está. Esta cercanamente vinculada al llamado sistema
límbico que es la parte emocional del cerebro y juega un papel importante en el
parecer intuitivo y el estado de ánimo. La corteza prefrontal, tremendamente
elaborada, es la que coloca a los seres humanos aparte de otros animales.
Un individuo con esta zona afectada puede
presentar desórdenes mentales y de personalidad; entre los que están: grandes
cambios repentinos en el estado de śnimo, pérdida del dicernimiento, pérdida de
la atención, descuido en la apariencia personal, ser ajeno a las restricciones
sociales, y no valorar sus posibilidades de éxito al enfrentar una pelea.
2.- Áreas de lenguaje: Una amplia zona
continua rodeando el surco lateral en el hemisferio izquierdo (o en el
hemisferio dominante en cuanto al lenguaje) está involucrada en la comprensión
y articulación del lenguaje comunicativo. Las partes mejor conocidas de esta
zona son:
a)- Área de Wernicke (véalo en la figura 7),
la que anteriormente se creía era la responsable por el entendimiento del
lenguaje escrito y pronunciado, ahora se piensa que está primariamente
involucrada en el sonido de una palabra desconocida.
b)- Área de Broca: Tratada anteriormente en
la producción del habla.
c)- La corteza prefrontal lateral:
involucrada en los procesos más complejos de la comprensión del lenguaje y el
análisis de las palabras.
d)- La mayoría de la zona lateral y ventral
del lóbulo temporal, la que coordina los aspectos audibles y visuales del
lenguaje, como cuando nombramos objetos o leemos.
Por su parte, las mismas zonas en el
hemisferio derecho (o en el hemisferio no dominante en el lenguaje) están
vinculadas al "lenguaje corporal" (el componente emocional afectivo
del lenguaje, no la producción mecánica de palabras). Aquí, se elabora la
suavidad o el tono de la pronunciación así como los gestos que realizamos para
expresar nuestras emociones cuando hablamos, y nos permite comprender el
contenido emocional de lo que escuchamos. Digamos que nos permite
"detectar" el contenido presente en una respuesta amorosa y suave, al
que ofrece una respuesta seca y fría.
3.- Área común (o general) de interpretación:
El área general de interpretación es una región no bien definida que incluye
partes de los lóbulos temporal, parietal y occipital, y está presente solo en
un hemisferio, generalmente el izquierdo. Esta región recibe entradas desde
todas las áreas sensoriales de asociación e integra la información para
establecer el entendimiento de lo que sucede. Pongamos por ejemplo, el caso de
que a alguien a su lado se le caiga al suelo una lata de puré de tomate
abierta, por lo que el contenido sale "disparado" en todas
direcciones; usted podrá sentir las salpicaduras en su piel, podrá ver el color
rojo de las gotas en su ropa, podrá sentir el olor familiar del puré de tomate,
y habrá oído el sonido de la lata al caer al suelo. Ninguna de las sensaciones
por separado dominará su conciencia, sin embargo, la integración de toda la
información sensorial le dará conciencia de "¡peligro!, ropa
manchada" con lo que en breve tomará acción para tratar de evitar que se
arruine la ropa.
Aunque esta historia tradicional de
"área grande y difusa" aun se acepta, los estudios modernos han hecho
que algunos científicos se aparten de ella, y estén dando la responsabilidad de
esta tarea a una región mucho más pequeña cerca de la parte alta y trasera del
área de Wernicke.
4.- Área de asociación visceral: Puede ser
que la corteza de la ínsula esté relacionada con las percepción consciente de
las sensaciones viscerales, como la llenura estomacal, los deseos de orinar
etc., sin embargo, una pequeña parte de la corteza de la ínsula funciona en el
lenguaje.
Lateralización
del funcionamiento cortical
Usamos ambos hemisferios cerebrales para casi
todas las actividades, y los dos aparentan ser casi idénticos, no obstante,
existe una división laboral en la que cada uno de los hemisferios tiene
habilidades únicas que no están presentes en el otro. A este fenómeno se le
denomina lateralización. Aunque un hemisferio cerebral u el otro es el
dominante en una u otra tarea, se utiliza el término dominancia cerebral para
designar al hemisferio que es dominante en el lenguaje. El hemisferio izquierdo
es el dominante en la mayoría de las personas (alrededor del 90%) y esta parte
del cerebro es la encargada de las tareas, digamos... de tipo
"material", elaboración del lenguaje, las matemáticas y la lógica,
mientras la otra parte se ocupa con mejor desempeño en cuestiones de tipo
"más liberales" como las habilidades espaciales visuales, la
intuición, la emoción y las habilidades artísticas y musicales; digamos que
esta parte es la zona poética, creativa y perspicaz de nuestra naturaleza. La
mayoría de los individuos con dominancia cerebral izquierda son diestros (usan
preferentemente la mano derecha para hacer las tareas).
En la minoría de las personas (el 10%
restante) los roles de los hemisférios se intercambian o comparten por igual
sus funciones. Típicamente los individuos con dominancia cerebral derecha son
zurdos, y a menudo masculinos. En aquellos zurdos cuyas cortezas cerebrales funcionan
bilateralmente, la dualidad del control cerebral los hace con frecuencia
ambidestros, pero también puede conducir a la confusión cerebral y a dificultades en el aprendizaje.
Materia
blanca.
La materia cerebral blanca que está debajo de
la corteza es la responsable de la comunicación entre las diferentes zonas del
cerebro, y entre la corteza cerebral y los centros más bajos del sistema
nervioso central.
Consiste principalmente de fibras
mielinizadas agrupadas en amplios tractos. Estas fibras, y los tractos que
forman, se clasifican en dependencia de la dirección que tienen; de esta forma
las que corren horizontalmente son de dos tipos: las fibras comisurales y las
fibras de asociación, mientras que las que corren verticalmente se conocen como
fibras de proyección.
Las fibras comisurales conectan áreas
correspondientes de los dos hemisferios permitiendo a ambos trabajar como un
todo, la más grande de estas comisuras es el cuerpo calloso que corre profundo
en la cisura longitudinal (vea las figuras 4 y 6).
Las fibras de asociación conectan zonas del
mismo hemisferio; las más cortas conectan circunvoluciones adyacentes, y las
más largas, agrupadas en tractos, conectan la corteza de diferentes lóbulos.
Las fibras de proyección, por su parte,
contienen fibras que entran a los hemisferios procedentes de zonas bajas del
cerebro o de centros en la médula espinal, también hay fibras que abandonan la
corteza cerebral para viajar a áreas más bajas ligando la corteza con el resto
del sistema nervioso y los receptores y efectores del cuerpo.
Núcleos
basales
Profundo dentro de la materia blanca de cada
hemisferio está un grupo de núcleos subcorticales llamados núcleos basales, la
estructura y funciones de los núcleos basales son motivo de controversia y aun
no se han establecido con la certeza suficiente para ser aceptados por todos.
El diencéfalo
Forma el núcleo central del prosencéfalo,
está rodeado por los hemisferios cerebrales y consiste principalmente de tres
estructuras de materia gris vinculadas: el tálamo, el hipotálamo y el
epitálamo, las que colectivamente rodean el tercer ventrículo.
Tálamo
Esta estructura con forma ovoide y bien
escondida en las profundidades del cerebro cuenta como el 80% de la masa del
diencéfalo y forma la pared superior-lateral del tercer ventrículo. Tiene
alrededor de una docena de núcleos con fibras que van a, y vienen desde,
lugares específicos de la corteza cerebral. Cada uno de esos núcleos tiene una
funcionalidad especial y todos los impulsos aferentes (que traen señales) de todos
los sensores de todas las partes del cuerpo se conectan al menos con uno de
esos núcleos. Además de las entradas sensoriales, virtualmente todas las otras
entradas que ascienden a la corteza cerebral lo hacen usando los núcleos del
tálamo como una suerte de embudo colector. Esta situación, por lo tanto,
involucra el tálamo de manera clave en la mediación de las sensaciones, las
actividades motoras, la exitación cortical, en el aprendizaje y en la memoria
convirtiéndolo en la compuerta hacia la corteza cerebral.
El hipotálamo
El hipotálamo está colocada debajo del tálamo
en la cima del tronco cerebral y forma la pared inferior-lateral del tercer
ventrículo. Lo mismo que el tálamo, el hipotálamo contiene núcleos con
importante funcionalidad y a pesar de su pequeño tamaño es el centro principal
del control visceral y vitalmente importante en el mantenimiento de la
homeostasis del cuerpo. Muy pocos tejidos del cuerpo escapan a su influencia+.
Resumidamente el hipotálamo participa en las
acciones siguientes:
1.- Control de sistema nervioso autónomo.
2.- Control de las respuestas emocionales.
3.- Regulación de la temperatura del cuerpo.
4.- Regulación de la ingestión de alimentos.
5.- Regulación del balance de agua y la sed.
6.- Regulación de los ciclos de los estados
despierto-durmiendo.
7.- Control del funcionamiento del sistema
endocrino.
El epitálamo.
Es la parte mas dorsal del diencéfalo y forma
el piso del tercer ventrículo. Como una extensión de su borde posterior está el
cuerpo pineal o glándula pineal. La glándula pineal segrega la hormona
melatonina involucrada en el sueño, y en conjunto con los núcleos del
hipotálamo ayuda a regular los ciclos de dormir y estar despierto y algunos
aspectos del estado de ánimo.
El tronco cerebral
Contando desde la parte superior a la
inferior el tronco cerebral tiene
1.- El mesencéfalo.
2.- El puente troncoencefálico.
3.- El bulbo raquídeo.
Cada uno de los cuales tiene una longitud de
unos 2 a 2.5 cm. La organización de los tejidos en el tronco cerebral es muy
parecida, pero no idéntica, a los de la médula espinal, esto es, materia gris
interior rodeada de materia blanca (tractos de fibras). Como diferencia, en el
tronco cerebral hay cuerpos o núcleos de materia gris dentro de la materia
blanca.
En esta zona del cerebro se produce el rígido
comportamiento programado automático que nos permite sobrevivir. Esta colocado
entre el cerebro y la médula espinal, y tiene la función además, de ser la vía
por la que corren los tractos de fibras que comunican los centros neurales altos
y bajos.
El mesencéfalo
Está ubicado entre el diencéfalo
superiormente y el puente troncoencefálico más inferior. Longitudinalmente
presenta dos abultamientos conocidos como pedúnculos cerebrales que dan la
impresión de ser dos pilares que soportan el cerebro y que contienen los
grandes tractos corticoespinales que descienden hacia la médula espinal. El
canal hueco conocido como acueducto cerebral y que une el tercer y cuarto
ventrículos corre por el interior del mesencéfalo y está rodeado por materia
gris involucrada en la supresión del dolor. El mesencéfalo también tiene que
ver con la percepción del miedo y la respuesta ante él (o se huye o se pelea);
el seguimiento visual de objetos en movimiento aunque no estemos mirándolos de
forma consciente; releva las señales sensoriales entre los sensores del oído y
la corteza cerebral y actúa en las respuestas reflejas auditivas tales como el
reflejo del sobresalto al escuchar un ruido sorpresivo.
Por otro lado en el mesencéfalo, embebida en
la materia blanca, está la sustancia negra cuyo color indica la abundancia de
melamina, un pigmento precursor del neurotransmisor dopamina liberado por esas
neuronas.
El puente troncoencefálico
El puente troncoencefálico se ubica como
continuación del mesencefalo, entre éste y el bulbo raquídeo más inferior.
Dorsalmente forma parte de la pared anterior del cuarto ventrículo y como su
nombre lo indica es principalmente un puente por donde pasan los tractos
conductores. Si le damos carácter de túnel al puente troncoencefálico, profundo
corren los tractos de fibras que van desde la parte alta en la corteza cerebral
a la médula espinal y superficialmente están las fibras conductoras que salen
transversales de numerosos núcleos y que actúan como relevadores de las
"conversaciones" entre la corteza motora y el cerebelo. Estos tractos
transversales se conocen como pedúnculos mediales cerebelares.
Bulbo raquídeo
También conocido como médula oblonga es la
parte más inferior del tronco cerebral y converge de forma imperceptible con la
médula espinal, cuyo canal central se ensancha y continua a lo largo del bulbo
raquídeo para formar el cuarto ventrículo.
Por el bulbo raquídeo continúan hacia abajo
los grandes tractos de fibras procedentes de los centros motores de la corteza
cerebral que son visibles y
protuberantes exteriormente y se conocen como pirámides, pero con una
particularidad; justo encima de la médula espinal la mayoría de las fibras se
cruzan al lado opuesto antes de continuar su camino descendente y este punto de
cruce se llama decusación de las pirámides (vea la figura 6), lo que explica el
hecho mencionado arriba de que cada hemisferio cerebral controla los
movimientos del lado contrario del cuerpo.
Aunque de pequeño tamaño el bulbo raquídeo
posee centros que juegan un papel crucial en los reflejos autónomos
involucrados en el mantenimiento de la homeostasis corporal, estos centros son:
1.- Centro cardiovascular: este centro ajusta
la fuerza y el ritmo con el que debe latir el corazón para cumplir con los
requerimientos del cuerpo (centro cardíaco) y también manipula los músculos
lisos de las paredes de los vasos sanguíneos a fin de cambiar su diámetro
interno y con ello regular la presión sanguínea (centro vasomotor).
2.- Centro respiratorio: controla el ritmo y
la profundidad de la respiración en conjunto con otros centros localizados en
el puente troncoencefálico.
3.- Otros centros: ciertos centros controlan
adicionalmente acciones tales como: vomitar, el hipo, tragar, toser y
estornudar.
El cerebelo
Es el más grande entre las partes del cerebro
después de los hemisferios cerebrales en conjunto y cuenta acerca del 11% de la
masa cerebral total.
El cerebelo tiene simetría bilateral y sus
dos hemisferios cerebelares se conectan medialmente a través de la vermis que
recuerda un gusano. Por la superficie de los hemisferios serpentean finos
pliegues conocidos como folia orientados transversalmente.
Cisuras profundas dividen el cerebelo en tres
lóbulos: anterior, posterior y floculonodular, de los cuales solo el anterior
es visible superficialmente.
Lo mismo que el cerebro, el cerebelo tiene
una corteza de materia gris, materia blanca en el interior y situados dentro de
la materia blanca unas masas vinculadas de materia gris, siendo las más
familiares de ellas los núcleos dentados. Diferentes tipos de neuronas pueblan
la corteza cereberal y las más grande de ellas las células de Purkinje dotadas
de dendritas altamente ramificadas son las únicas neuronas corticales que
envían sus axones a través de la materia blanca para conectar la corteza con
los núcleos centrales del cerebelo.
Básicamente el cerebelo participa en la
coordinación de los movimientos suaves de los músculos del esqueleto y en el
mantenimiento de la postura y el balance corporal.
Como ya se ha mencionado en parte, existen tractos
de fibras conocidos como pedúnculos que conectan el cerebelo con el tronco
cerebral, y a diferencia con el cerebro las fibras de cada hemisferio del
cerebelo tienen influencia sobre el mismo lado del cuerpo. Los pedúnculos son
tres:
1.- Pedúnculo cerebelar superior: conecta el
cerebelo con el mesenséfalo y transporta instrucciones desde los núcleos de
neuronas profundos del cerebelo a la parte motora de la corteza cerebral usando
el tálamo como relevador.
2.- Pedúnculo cerebelar medio: conecta el
puente troncoencefálico y el cerebelo, y produce la comunicación unidireccional
desde el puente troncoencefálico hacia el cerebelo avisando a este último de
los movimientos motores voluntarios comenzados en la corteza cerebral.
3.- Pedúnculo cerebelar inferior: conecta el
bulbo raquídeo y el cerebelo y lleva información a éste último relacionada con
el balance y la postura corporales.
Estudios más recientes han hecho pensar que
el cerebelo está vinculado también al pensamiento y el aprendizaje.
Protección del cerebro.
El tejido nervioso es blando, delicado y no
está preparado para resistir acciones mecánicas externas aun de baja
intensidad, por lo que puede resultar dañado incluso por pequeñas presiones. Si
sumamos a esto que las neuronas son irreemplazables, insustituibles por otras
células y absolutamente vitales, podremos darnos cuenta del porqué la evolución
se extremó en precauciones de protección al sistema nervioso. El cerebro está
"cuidado" por tres cosas:
1.- Una cubierta ósea dura y resistente (el
cráneo) el que a su vez tiene un colchón exterior de pelo de protección (el
cabello).
2.- Membranas (las meninges).
3.- Un colchón fluido donde "flota"
(líquido cerebroespinal).
Veamos a continuación algunas
particularidades de las dos últimas.
Meninges
Las meninges son tres membranas de tejido
conectivo que cubren y protegen los órganos del sistema nervioso central y
además protegen sus vasos sanguíneos, ellas contienen fluido cerebroespinal y
forman tabiques dentro del cráneo. Sus nombres son:
1.- Duramadre.
2.- Aracnoides.
3.- Piamadre.
Duramadre
Es la más resistente de las meninges y cuando
rodea el cerebro está formada por dos láminas de tejido conectivo fibroso. La
más superficial de las dos capas, la capa perióstica, está adherida al
periostio (la membrana que recubre exteriormente los huesos) del cráneo, la mas
interna, la capa meníngea, es la que forma el verdadero recubrimiento externo
del cerebro, y es continua por el canal vertebral como la capa dural de la
médula espinal. Ambas láminas del cerebro están fundidas juntas, excepto en
ciertas áreas conocidas como senos durales donde se separan para dar cabida a
los vasos venosos que provienen del cerebro y conducirlos directamente a la
vena yugular interna del cuello.
En varios lugares la capa meníngea de la
duramadre se extiende interiormente para formar tabiques planos que limitan el
movimiento del cerebro dentro del cráneo. Uno de estos tabiques llamado falx
cerebri u hoz cerebral es un gran pliegue que se sumerge dentro de la cisura
longitudinal que separa los hemisferios.
Aracnoide
La meninge central o aracnoide forma una
cobertura del cerebro suelta y nunca se introduce dentro de los surcos de la
superficie cerebral. Se separa de la duramadre superpuesta a través de una
estrecha cavidad serosa que contiene una lámina de fluido conocida como espacio
subdural. Debajo de la aracnoide existe un espacio ancho conocido como espacio
subaracnoide.
El espacio subaracnoide está atravesado por
una "telaraña" (de ahí el nombre de la meninge) de extensiones que
aseguran la aracnoide a la piamadre inferior y este espacio además está lleno
de líquido cerebroespinal y contiene los vasos sanguíneos mayores que sirven al
cerebro.
Piamadre
Es la única meninge que está firmemente
anclada a la superficie del cerebro siguiendo todas sus circunvoluciones y está
compuesta por tejido conectivo delicado.
Fluido cerebroespinal
El fluido cerebroespinal es un fluido acuoso
de composición similar al plasma sanguíneo, del cual proviene con ciertas
diferencias en cuanto a la composición de proteínas e iones.
Este líquido está adentro (en los
ventrículos) y rodea el cerebro y la médula espinal formando un colchón fluido
que proporciona flotación a la masa gelatinosa cerebral reduciendo su peso en
un 97% para evitar que el cerebro se aplaste por su propio peso. Además ayuda a
evitar daños por golpes u otros traumas. Adicionalmente contribuye a la
nutrición cerebral y se le atribuyen algunas funciones de transporte de señales
químicas de unas partes del cerebro a otras+.
No hay comentarios:
Publicar un comentario