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viernes, 13 de marzo de 2020

El Tarot, sus orígenes

 Introducción

El tarot es una baraja de naipes a menudo utilizada como medio de consulta e interpretación de hechos (presentes, pasados o futuros), sueños,​ percepciones o estados emocionales que constituye, además, un tipo de cartomancia. Sus orígenes datan al menos del siglo XIV. La técnica se basa en la selección de cartas de una baraja especial, que luego son interpretadas por un lector, según el orden o disposición en que han sido seleccionadas o repartidas. La baraja de tarot está compuesta por 78 cartas, divididas en arcanos mayores y menores. La palabra «arcano» proviene del latín arcanum, que significa "misterio" o "secreto".
Las primeras referencias al tarot aparecen en el siglo XV en Italia. La baraja más antigua es el tarot del duque de Milán, Filippo María Visconti (1412-1447), hoy día en la Biblioteca de la Universidad Yale.​ Es conocida actualmente como la baraja Visconti-Sforza.
De acuerdo al historiador italiano Giordano Berti, algunas imágenes del tarot de Filippo María Visconti son iguales a las de otra baraja diseñada por el duque en 1415: el juego Los XVI Héroes.
En estudios realizados por ocultistas de los siglos XVIII y XIX, como Antoine Court de Gebelin, Eliphas Levi y el doctor Gérard Encausse (Papus), se intenta demostrar la conexión existente entre el tarot y la cábala, así como con el simbolismo egipcio.
Según plantean los investigadores Daniel Rodes y Encarna Sánchez, el origen del tarot habría que buscarlo entre los cátaros medievales y la cultura occitana, cuya filosofía encaja perfectamente en la idea básica del juego de tarot.​
Así, la presencia de una papisa, la importancia de los personajes femeninos y claras referencias a un cristianismo distinto al de la ortodoxia romana harían pensar en un uso original del tarot como una transmisión de un conocimiento filosófico, si bien con el paso del tiempo pasarían a ser usadas como un sistema adivinatorio. Pero la papisa fue, en realidad, un símbolo de la fe cristiana, como demuestran numerosas obras de arte de la Edad Media.
Otros autores afirman que los gitanos, en su deambular por los países europeos, promovieron el tarot como un sistema adivinatorio. Hay, de hecho, quien sostiene que el tarot logró sobrevivir a la Inquisición, ya que los gitanos no representaban objetivos prioritarios de la jurisdicción inquisitorial, por los que ellos, sus conocidas prácticas esotéricas y sus efectos personales consiguieron zafarse de la persecución y la hoguera y llegar hasta nuestros días. Pero es cierto que los gitanos llegaron a Europa cuando el tarot era ya conocido. Por otra parte, el tarot se juega en Italia desde el siglo XV, y en el siglo siguiente se propagó en muchas regiones de Europa: en primer lugar Francia, después Suiza, Bélgica, Alemania y Austria. La adivinación con el tarot aparece con seguridad en Italia y Francia en el siglo XVIII.
Parece que los motivos específicos por los cuales fueron añadidos los "triunfos" a la estructura del mazo corriente de cuatro palos de 14 cartas, eran ideológicos.
Durante mucho tiempo las cartas de tarot permanecieron como un privilegio de la clase alta y, aunque pueden rastrearse hasta el siglo XIV algunos sermones que arrojaban invectivas contra el demonio inherente a las cartas, la Iglesia católica y la mayoría de los gobernantes civiles no condenaban habitualmente las cartas de tarot en los primeros tiempos de su aparición. De hecho, en algunas jurisdicciones las cartas de tarot estaban específicamente exentas de normas legales que, por el contrario, prohibían el juego de cartas.

Orígenes de Tarot
Tratare de dar la explicación más plausible sobre el origen de las cartas normales del juego y del tarot en particular, siguiendo el orden cronológico y detalles de las primeras barajas, semejantes a las del tarot, que fueron populares en Italia durante el siglo XV siguiéndolas en su evolución hasta la definitiva baraja del tarot del siglo XVIII.

El Libro egipcio de Thoth
En el volumen I de la obra Le Monde primitif, de 1781, Court de Gebelin ofrece una convincente argumentación a favor del origen egipcio de las cartas del tarot. Sostiene que los veintidós arcanos mayores son un antiguo libro egipcio, El Libro de Thoth, salvado del incendio que destruyó los templos. Thoth era el Mercurio egipcio, considerado como uno de los primeros reyes, y el mítico inventor de la palabra y de los jeroglíficos, letras insertadas en una cadena de acontecimientos místicos. Muchos estudiosos de las ciencias ocultas reconocen en las cartas del tarot las páginas de los libros jeroglíficos, que encierran, en una serie de símbolos y figuras emblemáticas, los principios de la filosofía mística de los egipcios: Gebelin estaba convencido de que los símbolos esotéricos del tarot se difundieron por toda Europa a partir de las tribus nómadas de los cíngaros o gitanos.

Ajedrez
El Chaturange o juego de los Cuatro Reyes, es muy semejante a las cartas de juego de cuatro palos. Este juego oriental, que se remonta a los siglos V-VI, precursor del moderno juego del ajedrez, tenía en su origen el Rey, el General (la actual Reina) y el Caballo, además de los Peones o soldados rasos. Al principio no existía la Reina, ya que la presencia de una figura femenina en un juego que reflejaba la estrategia bélica contrastaba con la idea original del decoro. Es probable que, en cierto momento, algunos jugadores indios se quedaran sin alguna pieza del Chaturange, recortaran las figuras que faltaban valiéndose de una corteza de árbol o de un papel dando así origen a un nuevo juego.

China – Ajedrez – Dominó – Dados
Un tipo de cartas chinas tiene el mismo nombre que el ajedrez chino, Keu-ma-pou, o Carros – Caballos – Fusiles, por lo cual podemos pensar que los juegos de cartas derivan del ajedrez chino.
Se cree que el dominó chino, punteado como los dados –de los cuales parece derivar- se usó al principio en las prácticas adivinatorias. Está compuesto por veintiuna piezas, que representan las combinaciones de los dos dados. Algunos expertos consideran que las cartas de juego derivan, en último término, de los dados, a través del juego chino del dominó de madera.

Flecha adivinatoria coreana
Las barajas coreanas de ochenta cartas, llamadas Htou-Tjyen, sugieren la idea que los juegos de cartas coreanas derivan de las flechas adivinatorias. Estas cartas suelen ser fajas de papel oleado, de 20 cm de longitud y 0,5 cm de anchura. El reverso está uniformemente decorado con una flecha emplumada. Las barajas incluyen ocho palos. Las cartas presentan frontalmente haces de flechas estilizadas que conservan, respecto a los distintos palos, el significado simbólico del carcaj. Por eso se ha pensado que estas cartas traen su origen de las flechas adivinatorias.

Los cíngaros o gitanos
Muchos asocian las cartas adivinadoras a los cíngaros, originarios del Indostán y expulsados de Italia, a comienzos del siglo XV, por Timur Lenk, el conquistador musulmán de la mayor parte del Asia Central y de la Europa Oriental. Los cíngaros son universalmente reconocidos como los cartomantes por antonomasia, pues se cree que llevan en la sangre las virtudes adivinatorias.
Tribus de cíngaros empezaron a desplazarse hacia Occidente alrededor del año 1400, atravesando el Indo, Afganistan y los desiertos de Persia y moviéndose a lo largo del Golfo Pérsico, hasta la desembocadura del Eufrates. Adentrándose en los grandes desiertos de Arabia encontraron distintos caminos hacia Europa. Pequeñas tribus nómadas se habían detenido en Creta, Corfú y los Balcanes, antes del 1350. En 1417, una tribu de cíngaros llegó cerca de Hamburgo, en Alemania. Otras fuentes hablan de cíngaros en Roma en 1422 y en Barcelona y París, en 1427.
Sea como fuere, existen buenas pruebas para creer que los cíngaros llegaron a Europa sólo algún tiempo después de la aparición de las cartas de juego.

Johannes, un monje alemán
En una carta enviada por este monje a Brefeld, en Suiza, afirma que “un juego llamado el juego de las cartas (Ludus cartarum) ha llegado a nosotros este año de 1377”; pero añade que “ignora cuándo fue inventado, donde ni por quien”.
En su tratado –que se conserva en la colección del Museo Británico de Londres-, Johannes compara el juego de las cartas con el del ajedrez “ya que en ambos hay reyes, reinas, nobles y plebeyos”.




Mazos antiguos de tarot
Las cartas de tarot más antiguas que sobreviven son las del llamado Tarot Cary-Yale (o Tarot Visconti-Modrone), que fue creado en 1442-1447 por un pintor anónimo para los Visconti-Sforza, la familia dominante de Milán.​ Las cartas (solo 66) están hoy día en la Biblioteca de la Universidad de Yale, EE.UU.
Entre los primeros mazos de tarot, el más famoso fue pintado a mediados del siglo XV para celebrar la conquista del poder en Milán por Francesco Sforza y su esposa Bianca Maria Visconti, hija del duque Filippo Maria. Probablemente fue pintado por Bonifacio Bembo, pero algunas cartas fueron hechas por miniaturistas de otra escuela. 35 de las cartas están en la Biblioteca y Museo Morgan, 26 en la Accademia Carrara, 13 en la Casa Colleoni y dos, el Diablo y la Torre, se encuentran pérdidas o, quizá, no se hicieron nunca. Este mazo de tarot "Visconti-Sforza", que ha sido largamente reproducido, combina los palos de espadas, bastos, oro y copas y las figuras rey, reina, caballo y sota con triunfos que reflejan la iconografía convencional de la época en un grado significativo.

Las cartas de triunfo
Las cartas que más adelante caracterizarían al tarot parecen haberse desarrollado unos 40 años después, y se mencionan en el texto superviviente de Martiano da Tortona.11​ Se cree que Martiano lo escribió entre 1418 y 1425, dado que en 1418 su pintor Michelino da Besozzo volvió a Milán, y Martiano murió en 1425. No se puede probar que las cartas de tarot no existieran antes de esa fecha, pero parece improbable ya que el texto de Martiano fue escrito por lo menos quince años antes que otros documentos corroborativos.
El mazo del Tarot que Martiano describe se puede considerar un precedente del mazo que conocemos hoy en día, ya que es distinto en algunos aspectos; por ejemplo, su mazo tenía solo 16 triunfos, sus figuras no eran comparables a las cartas ordinarias de tarot (hay dioses de la mitología griega) y los palos no son los españoles comunes sino cuatro clases de pájaros.
Lo que vincula al mazo de Martiano con las cartas de tarot es que esas 16 cartas estaban consideradas como triunfos en el juego de cartas; alrededor de 25 años después, un casi contemporáneo, Jacopo Antonio Marcello, las llamó ludus triumphorum, o «juego de los triunfos». La correspondencia en la cual Marcello usó ese término ha sido documentada y traducida en Internet.
El siguiente documento que parece confirmar la existencia de algo similar a los naipes de tarot, son dos mazos de Milán (el Brera-Brambrilla y el Tarocchi Cary-Yale) —existentes, pero incompletos— y tres documentos, todos del Tribunal de Ferrara, Italia. No es posible poner una fecha precisa a las cartas pero se estima que fueron hechas alrededor de 1440. Los tres documentos datan del 1* de enero de 1441 a julio de 1442, con la palabra trionfi documentada por primera vez en febrero de 1442. El documento de enero de 1441, que usa la palabra trionfi, es visto como poco fiable; sin embargo, el hecho de que el mismo pintor, Sagramoro, fue comisionado por el mismo patrón, Leonello d'Este, como en el documento de febrero de 1442, indica que es al menos plausiblemente un ejemplo del mismo tipo. Después de 1442 pasan siete años sin ningún ejemplo de material similar, lo que permite inferir que no hubo una mayor difusión en esos años.
El juego pareció ganar en importancia en el año 1450, que fue un año de Jubileo en Roma, lo que implicaba muchas festividades y movimiento de peregrinos. Hasta ese momento todos los documentos relevantes apuntaban a un origen de las cartas de trionfi en la clase alta de la sociedad italiana, específicamente las cortes de Milán y Ferrara, en esa época, las cortes más exclusivas en Europa.

El Tarot de Mantegna
El tarot de Mantegna, o las cartas de Baldini, comprende cincuenta cartas instructivas, subdivididas en cinco grupos de diez cartas cada uno. Están ordenadas de acuerdo con el orden Universo. En cada grupo, las figuras respetan una jerarquía de importancia. Cada grupo sigue el orden numérico progresivo y el orden alfabético decreciente, de manera que el último grupo, que comprende la categoría de los planetas, termina con la Causa Primera de todas las cosas, Dios y lleva la letra A.
El museo británico de Londres posee una serie incompleta de cuarenta y siete cartas, que podrían remontarse a 1470 o 1485. En los principales museos y en colecciones privadas de los Estados Unidos y de Europa se encuentran otras barajas.

El Tarot de Venecia
El tarot de Venecia o de Lombardia tiene setenta y ocho cartas, veintidós arcanos mayores y cincuenta y seis arcanos menores. Aparece por primera vez la figura de Papasse (Papisa) que, en los sucesivos mazos de tarot, se convertirá en la Papessa y que, en torno al 1800, en Besancon, adoptará el nombre de Junon.

El pequeño Tarot de Bolonia
Las setenta y dos cartas del pequeño tarot de Bolonia fueron inventadas, al parecer, por Francesco Fibbia, príncipe de Pisa, exiliado en aquella ciudad, donde murió en 1419. La baraja está compuesta por los acostumbrados veintidós arcanos mayores, mientras que las cartas numéricas son sólo cuarenta, ya que las cartas menores (2, 3, 4 y 5) de todos los palos han sido eliminadas. Ni en los arcanos mayores ni en las figuras se ven títulos ni nombres. Los primeros cuatro atouts no están numerados y las figuras del Papa, del Emperador y de la legendaria Papisa son sustituidas por los moros, probable consecuencia de la anexión de Bolonia al Estado Pontificio, ocurrida después del 1513. Los palos son los acostumbrados: espadas, bastos, copas y oros.

La baraja de Florencia
Es semejante al mazo de setenta y ocho cartas, pero aquí el número de cartas se eleva a noventa y siete. Comprende cuarenta y una cartas de triunfos, diecinueve de la serie original, además, los doce signos del zodiaco, los cuatro elementos, las tres virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y una virtud cardinal (Prudencia).
Las primeras treinta y cinco cartas, llamadas papi, están marcadas con números romanos y carecen de títulos. Las siguientes cinco cartas no numeradas, llamadas arie, son colocadas, sin título: Las estrellas, La Luna, El Sol, El Mundo y el Juicio Final, a veces representado en la Fama. Los Honores, también sin nombres, son invariablemente figuras aisladas. Este juego es anterior al pequeño tarot de Bolonia y se remite parcialmente al tarot de Venecia.

Baraja Visconti – Sforza
Una de las más antiguas barajas existentes tuvo su origen en Milán en el siglo XV, Francesco Sforza, cuarto duque de Milán, fue el primer poseedor de una baraja de tarot de setenta y ocho cartas, llamada hoy “baraja Visconti – Sforza”. Consta de los cuatro palos (espadas, bastos, copas y oros) y de los veintidós arcanos mayores incluido el Loco. Esta baraja fue pintada probablemente, entre 1432, año en el que el matrimonio de Francesco Sforza y Blanca María Visconti unió a las dos familias, y 1466, año en que murió el duque Francesco.
Treinta y cinco cartas de esta baraja –incluidos los arcanos mayores, sin título ni número- fueron adquiridas, en 1911 por la Pierpont Morgan Library de Nueva York. De las restantes cartas, veintiséis están en posesión de la Accademia Carra de Bérgamo y trece, de la familia Colleoni, también de Bérgamo. Las cuatro cartas que faltan, se han perdido.

El Tarot de Marsella
A finales del siglo XV, la baraja del tarot italiano había sufrido modificaciones y en toda Europa, aunque especialmente en Francia, el tarot de Marsella –distinto en el estilo y en el dibujo, pero idéntico en lo demás- alcanzó gran popularidad. Los veintidós arcanos mayores y los dieciséis honores presentan figuras enteras en lugar de las desdobladas en dos mitades, de uso en las barajas modernas del tarot piamontés. Por otra parte, en las más antiguas barajas vemos la numeración romana en vez de la árabe. Las cartas del tarot que circulaban por Europa, fuese cual fuese su procedencia, tenían siempre los títulos de los arcanos mayores en francés y los símbolos de los palos eran constantemente los italianos: espadas, bastos, copas y oros.

El pequeño Tarot de Mitelli
Giuseppe María Mitelli, grabador y pintor boloñés, nació en 1634 y murió en 1718. En 1664, Mitelli grabó una serie de setenta y dos tarots, compuestos por cuatro palos, cuatro honores y cartas numeradas del 10 al 6 y el as, además de veintidós atouts, incluido el Loco. El atout más alto es el Juicio y el más bajo, el Tiempo. En el as de Copas se ve el escudo de Bentivoglio –noble familia boloñesa de antiguo origen -, los destinatarios de las cartas grabadas.
Mitelli alteró notablemente las representaciones normales de los atouts o triunfos. Por ejemplo, las figuras de los Papas (masculino y femenino) se convirtieron en dos Papas barbudos, uno, sentado y el otro, de pie, este último probablemente, entendido como el Patriarca de Oriente. El Emperador y la Emperatriz están representados como los soberanos de Oriente y Occidente. El Ahorcado (Le Pendu) es sustituido por un hombre que golpea a otro con un martillo de herrero. El Ermitaño, con pesada armadura, se transforma en una figura desnuda y alada, el Tiempo, apoyada sobre muletas. El Sol y la Luna, artísticamente elaborados, se convierten, respectivamente, en Apolo, el mitológico dios griego, y en Diana, la mitológica divinidad romana.
El dibujo es de delicada factura, en particular, el Loco y el Mago, exquisitamente expresivos. En general se encuentra alguna dificultad en hacer coincidir estas figuras con las tradicionales. Las cartas de Mitelli son admirables, más que por su factura por el carácter estrambótico y genial de los dibujos.

Tarot clásico
La clásica baraja del tarot del siglo XVIII se basa en los originales grabados en madera Claude Burdel. La baraja de Burdel contiene los habituales palos italianos y los veintidós arcanos mayores. El dos de oros lleva la inscripción “Claude Burdel Cartier et Graveu, 1751”. La presencia de las iniciales “C.B.” en el tres de copas y en el Carro demuestra que Burdel era también fabricante de cartas. Pese a la presencia del escudo francés en las barajas de Burdel, es posible que las cartas fuesen emitidas originariamente en Suiza, en Soletta o en sus alrededores, desde el momento en que el escudo francés también adorna los grabados de este cantón, probablemente porque Soletta fue durante años la residencia del Embajador francés cerca de la República Helvética.

Etimología de las voces tarot y tarotée
El origen de la palabra tarot, como el de las mismas cartas permanece oscuro. Algunos estudiosos creen que deriva de lemas egipcios, mientras que otros la consideran como una evolución del término tarotée, que indicaría el reverso de las primeras cartas, de líneas entrecruzadas transversales de distinta longitud, mantenido en las cartas modernas.
Otras cartas antiguas estaban adornadas con una faja de plata, decorada con una espiral formada por pequeños puntos. Estos semejantes a pequeños agujeros, eran llamados tares, y las cartas decoradas de esta forma fueron llamadas tarots o tarotées.
La palabra tarot podría derivar también de los juegos tarochi o tarochino, a los que ya me he referido.
En los estatutos de la Corporación de los fabricantes de cartas de París (1954), los “cartarios” se llaman a sí mismos tarotiers, derivación de la palabra tarot.


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